El Hospital General Docente de Calderón (HGDC) cerró las áreas COVID-19 de Hospitalización y Cuidados Intensivos (UCI) por la disminución de casos y se retomó la atención de pacientes internados o críticos con otras enfermedades, en diferentes especialidades.
Esta reducción es el resultado de la ejecución oportuna del Plan de Vacunación 9/100 del Gobierno del Encuentro. En julio de 2020, solo en Hospitalización COVID-19 se atendieron 88 pacientes, mientras que en el mismo período en el 2021, fueron nueve personas. En UCI COVID-19, en 2020, se registraron 21 pacientes y en el mismo periodo de este año, son seis.
Sin embargo, debido a que la pandemia no ha terminado y como parte del plan de contingencia, el área de Emergencia se mantiene habilitada con un espacio de ocho cubículos para atención de pacientes ambulatorios y críticos COVID-19, así como cuatro camas en la zona de triage respiratorio.
El Hospital General Docente de Calderón enfoca sus servicios en brindar soporte a los hospitales centinela de COVID-19 para la atención de otras patologías y especialidades, articulando esfuerzos con la Red Pública Integral de Salud y así garantizar el acceso a los ciudadanos a los servicios.
#JuntosLoLogramos
Los hospitales General Docente de Calderón de Quito y el San Luis de Otavalo obtuvieron la certificación como “Establecimientos de la Salud Amigos de la Madre y el Niño (ESAMYN)”, de parte de la Agencia de Aseguramiento de la Calidad de los Servicios y Medicina Prepagada, (Acess) y UNICEF.
Estas casas de salud son las primeras en el país en recibir esta denominación, lo que fue resaltado por Gabriela Corella, directora ejecutiva de ACESS. “Esta certificación evidencia la política pública del sector social a fin de garantizar una vida saludable y el desarrollo integral de la población”, aseguró.
René Enríquez, coordinador Zonal 9- Salud, destacó el trabajo de los profesionales que implementaron los procedimientos e indicadores para alcanzar este estándar de calidad, que mide los servicios integrales brindados a las madres y a sus hijos durante la atención prenatal, parto, postparto y lactancia materna. Además, de constituirse en un reconocimiento a los servicios que permiten garantizar la cobertura, calidad y tratamiento oportuno a las gestantes y sus bebés, al promover el parto humanizado, la lactancia materna y evitar la transmisión vertical de VIH y sífilis.
Joaquín González, representante de UNICEF en el país, reiteró que este organismo continuará brindando asesoría técnica y acompañamiento para lograr que más hospitales y centros del país se certifiquen. “Hemos visto sus capacidades, su acompañamiento durante este proceso y el esfuerzo realizado por el personal de salud para garantizar esa relación entre la madre y el recién nacido, abriendo la posibilidad de nuevas prácticas amigables y humanizadas”, destacó.
El Hospital General Docente de Calderón, desde su apertura en 2015, ha atendido 14.836 partos con la opción de parto en libre posición; 38.478 citas en consulta externa de gineco – obstetricia, neonatología, endocrinología de alto riesgo obstétrico y ecografía fetal. Además, su banco de leche ha recolectado 4.107 litros de leche materna, para la alimentación de los bebés hospitalizados en cuidados intensivos de neonatología.
Mientras, que el Hospital San Luis de Otavalo, durante 2020, generó 13.964 atenciones en consulta externa y 9.930 en emergencia.De los 1.178 partos atendidos en el mismo año, el 96.1% fueron realizadosen libre posición y el 3.9 % enpartos horizontales, constituyéndose la casa de salud con mayor número de este tipo de partos.
#YoMeCuido
#ActivadosPorLaSalud
El Hospital General Docente de Calderón (HGDC) desde el año 2015 cuenta con el servicio de diálisis en sus 2 modalidades: hemodiálisis y diálisis peritoneal. El tratamiento de terapia renal sustitutiva se aplica a pacientes con Insuficiencia Renal, es decir que los riñones han dejado de funcionar en forma definitiva. En la mayoría de los casos se trata de Insuficiencia Renal crónica, consecuencia generalmente de patologías previas como la diabetes, hipertensión entre otras.
La especialidad de Nefrología del HGDC es la encargada de liderar la evaluación, control y seguimiento de los pacientes con insuficiencia renal, el tratamiento clínico está dirigido a retardar el progreso de la enfermedad y evitar el ingreso a diálisis. Sin embargo, el rol que cumplen otras especialidades como Psicología, Nutrición, Cirugía Vascular, Rehabilitación, son fundamentales para el seguimiento crónico y manejo interdisciplinario del paciente.
En la modalidad de hemodiálisis, el paciente debe acudir al hospital 3 veces por semana, el tratamiento dura 4 horas. El procedimiento consiste en conectar al paciente a una máquina especial para limpiar su sangre de las toxinas que los riñones ya no lo pueden hacer, luego de su terapia el paciente retorna a su hogar o trabajo, es decir el tratamiento es ambulatorio.
La diálisis peritoneal es una modalidad de tratamiento realizada por el paciente en su domicilio, todos los días, por un lapso de 6 a 8 horas y consiste en introducir un líquido especial a la cavidad abdominal para extraer las toxinas y luego eliminarlo. El personal de salud se encarga de capacitar al paciente y a su cuidador en el hogar, en el aprendizaje de la técnica para que se realice en el domicilio, el seguimiento que realiza el hospital, es permanente.
El diagnostico de insuficiencia renal y el ingreso a terapia renal sustitutiva en cualquiera de sus dos modalidades implica un cambio radical en el estilo de vida del paciente y su familia, cambios de rutina en alimentación, cuidados, horarios laborales e inclusive sus relaciones familiares e interpersonales, sin embargo, esta terapia es de vital importancia para el mantenimiento y calidad de vida.
De acuerdo al Tarifario Nacional de Prestaciones, el costo mensual del procedimiento de hemodiálisis para un paciente es de $1.456 y en diálisis peritoneal $1.300, incluyendo la medicación, exámenes, seguimiento y la aplicación de las terapias, rubros que son cubiertos en su totalidad por el Ministerio de Salud Pública y que permiten que todos los usuarios, independientemente de su condición económica, afiliación a un seguro o nacionalidad, tengan la oportunidad de acceder a servicios de salud integrales con calidad.
El servicio de diálisis, fue uno de los que durante la emergencia sanitaria nacional por COVID-19 no cerró sus puertas en ningún momento, ya que de su funcionamiento dependía la vida de muchos enfermos renales crónicos. Es así que en los primeros meses de confinamiento, el personal de diálisis gestionó el apoyo del Ejército Ecuatoriano para implementar un sistema de transporte para los pacientes renales, a fin de que pudieran asistir a sus tratamientos y a la vez encontrarse protegidos del contagio de la COVID-19.
Posteriormente, en los meses más álgidos de la pandemia, se habilitaron turnos para pacientes con SARS-CoV2 que se realizaban hemodiálisis, lo cual implicó además el reforzamiento de las medidas de bioseguridad así como de los procedimientos de desinfección de equipos y uso de EPP, lo cual permitió atender exitosamente aproximadamente a 30 pacientes con la COVID-19 e insuficiencia renal crónica y agudos, así como también se brindaron 239 atenciones en consulta externa durante los meses de la pandemia, a pacientes con patologías renales crónicas.
En los 5 años de funcionamiento del área de hemodiálisis han sido atendidos un promedio de 408 pacientes, en 6 turnos alternados, realizando 61.254 procedimientos de esta terapia. Así también, un promedio de 59 pacientes que han accedido a diálisis peritoneal recibieron 39.154 procedimientos de esta área, con lo que se pudo promover en ambos casos su adecuada calidad de vida, con un servicio de salud gratuito brindado por esta casa de salud que forma parte del Ministerio de Salud Pública.
Gissela B. tiene 29 años y vive en el barrio Bonanza en Calderón. Tiene 3 hijos de 14, 10 y 4 años que viven junto a ella y su madre. Ha sido comerciante toda su vida y se moviliza para trabajar por la ciudad y otras provincias en una motocicleta que compró con sus ahorros.
A inicios de noviembre, como todos los días, salió a trabajar a las 7 de la mañana después de compartir el desayuno con su familia. Ese día era el cumpleaños de su hijo menor y su plan era regresar temprano a casa para prepararle su comida favorita en su día especial. Pero mientras Gissela iba a su trabajo, se le bajó una llanta de la motocicleta, por lo que se subió a una vereda para bajarse a revisar, se quitó el casco y cuando iba a agacharse, no se dio cuenta en qué momento, fue embestida por la espalda. Es lo último que recuerda dice, ni si quiera alcanzó a revisar la llanta.
Después solo veía luces y escuchaba a lo lejos una sirena y voces que le decían que le iban a cortar la ropa para ver cómo estaba su pierna. Alguien le sujetó la mano y le dijo: tranquila, la ambulancia ya está aquí, te atropelló un taxi. Luego más luces y silencio, hasta que despertó dos días después en terapia intensiva.
Ella fue llevada por una ambulancia al Hospital General Docente de Calderón, en donde debido a la gravedad de sus heridas tuvo que ser intervenida quirúrgicamente. Tenía múltiples contusiones, fracturas en tibia, peroné, en el fémur y además una hemorragia masiva que estaba a punto de quitarle la vida. Los especialistas en Traumatología que recibieron a Gissela, llamaron de emergencia a Cirugía Vascular, quienes se encontraban en el quirófano de al lado atendiendo otro caso y en equipo, lograron detectar que había perdido una parte importante de la arteria ilíaca, además de tener un corte en la arteria tibial posterior.
Toda la pérdida de sangre que había tenido hasta el momento por el accidente, les daba pocos minutos de acción por lo que tuvieron que transfundirle 7 unidades de sangre y 4 unidades de hemoderivados, además de reconstruir y reparar las arterias para detener la hemorragia y restaurar la circulación sanguínea en la pierna. Posteriormente los traumatólogos colocaron clavos e inmovilizadores en la pierna para poder salvar la extremidad y así con trabajo en equipo, evitar la amputación para esta mujer trabajadora.
“Fue una cirugía muy compleja de varias horas”, señala el doctor Gabriel Buitrón, cirujano vascular del HGDC y recalca: “el tiempo que tiene un especialista desde que una arteria es cercenada, es de 3 a 6 horas después del corte, tiempo en el cual si es que no se reconstruye, se pierde la extremidad y hubiera tenido que ser amputada, o en el caso de que la hemorragia continúe al no tener atención inmediata por el corte de sus arterias, la paciente hubiera fallecido en el lapso de minutos por la pérdida masiva de sangre”.
Así, tras permanecer varios días en cuidados intensivos, Gissela despertó y con analgésicos le ayudaron a controlar el dolor. Fue trasladada a Hospitalización de Cirugía en donde permaneció varias semanas, para monitorear el restablecimiento de la circulación sanguínea, el funcionamiento de las inmovilizaciones de traumatología y la evolución de su salud. “Ella tenía muy malas condiciones cuando llegó pero pudimos actuar rápidamente y salvarle la vida para que pueda seguir junto a sus hijos” acotó el Dr. Buitrón.
A inicios de diciembre tras 21 días hospitalizada, recibió el alta para ir a continuar su recuperación en casa. Se puso de pie y dio sus primeros pasos, ella comenta que fue un dolor insoportable, pero entre sonrisas dice que pronto cumplirá 30 años y aunque regresar a la normalidad será un proceso largo, ya que ha pasado mucho tiempo en cama inmovilizada y a pesar de que deberá ir a rehabilitación de manera continua y a controles periódicos con Traumatología y Cirugía Vascular, está segura que va retomar su vida normal algún día.
“Voy a escribir un libro de todo lo que me ha pasado… Me encanta vender, conocer personas, ir de un lado para otro y plantearme retos. Ahora que tuve el accidente es cuando por fin me quedo quieta en casa, siempre he sido independiente y me gusta salir a trabajar, pero soy fuerte y voy a salir adelante por mis hijos. Esta situación ha cambiado mi forma de ver la vida y ahora la prioridad es mi familia. Cada segundo con ellos cuenta. La atención en Calderón ha sido maravillosa, gracias a Ustedes estoy aquí y me seguirán viendo para mis controles y también para salir adelante.” señala Gissela, mientras el personal de Enfermería le realizan la curación de sus heridas de la cirugía.
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